5.10.07

Vida en Marte


El rasgo más trascendente de los marcianos imaginarios son los ojos; cualquier marciano que se respete debe tener unos globos oculares que reflejen una vasta sabiduría o una enorme maldad, y si tiene más de dos, mejor. En segundo lugar van los dedos o tentáculos, con frecuencia rematados por ventosas, y en tercero, y ya muy de salida, unas antenas mitad de insecto y mitad de radio AM. Si algún día encontramos marcianos reales, lo más probable es que luzcan, bajo el microscopio, como la ilustración grande en blanco y negro, que en realidad es un corn- flake pasado por el escáner. Jugar a la NASA en casa puede tener consecuencias negativas: cuando ya estaba yo metido en el experimento visual, recordé que por ese mismo cristal han desfilado moscas, zancudos y alacranes, y tiré las hojuelas de maíz a la basura, y hube de desayunar otra cosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye, Pedro:
Lo peor no es que te hubieras comido ese pseudocereal después de que lo colocaste en el mismo sitio que pisó algún insecto. No: lo verdaderamente peor fue que te comiste el resto de hojuelas transgénicas que había en tu plato. Ya se sabe que aún no se sabe (valga la sapiencia) qué efectos tienen los trasgénicos en el organismo, pero recuerda las secuelas de sembrar trasgénicos, entre otras: alteración de equilibrios ecológicos y desaparición de semillas originarias.
Un saludo y buen provecho.
La que ya se encontró

Pedro Miguel dijo...

Hallada: Qué va; desistí de los corn flakes y, por si las dudas, me preparé unos saludables y colesterolosos huevos con jamón. No me vayas a salir con que hay jamón transgénico, ¿eh?