30.9.04

Afganistán revisitado/ I

  • 3 elecciones 3
  • Comicios sin condiciones
  • ¿Quién es Zalmay Khalilzad?

EL GOBIERNO DE GEORGE W. Bush prepara tres procesos electorales fraudulentos en tres sitios del tercer mundo que se encuentran bajo su control militar o familiar: Afganistán, Irak y Florida. Los primeros de esos comicios habrán de realizarse dentro de 10 días en suelo afgano, luego vendrán las elecciones presidenciales en la península barataria, feudo de Jeb, el hermano cómodo, y en enero de 2005 se realizará, en Irak, la tercera elección. Por distintas razones, esos procesos serán tan democráticos e impolutos como podían serlo las jornadas cívicas en San Juan Chamula, Chiapas, en los años 50 del siglo pasado: es difícil celebrar comicios limpios, regulares y verosímiles en un país que está en guerra, como Irak, en uno que ha dejado de ser país, como Afganistán, o en un estado en el que las empresas de sistemas que captarán los sufragios son cercanas al entorno presidencial, en el que las autoridades encargadas de calificar los resultados están activamente involucradas en la campaña del actual ocupante de la Casa Blanca, y en el que los gobiernos local y federal usan en forma descaradamente electorera la ayuda a los damnificados de los recientes ciclones.

http://www.aljazeera.com/

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3695000/3695890.stm

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3693000/3693740.stm

http://www.rebelion.org/

http://www.clarin.com/diario/2004/09/26/elmundo/i-02015.htm


A PRIMERA VISTA, y según la imagen vulgar difundida por los medios estadunidenses de comunicación y propaganda, Afganistán tendría que ser, por fin, y luego de tres décadas de guerras, invasiones, conflictos intertribales y talibanes, una nación en proceso de normalización, lista para la adopción de un modelo democrático a la occidental y dispuesta a ingresar, de una vez por todas, en la modernidad. Atrás habrían quedado las brutalidades de los soviéticos, de los señores de la guerra y de los idiotas fanáticos que condenaron a arresto domiciliario a todas las mujeres del país, prohibieron la radio y la tele por “corruptoras” y destruyeron, con el propósito detestable de combatir la idolatría, los budas monumentales de Bubiyán. Originalmente programados para marzo, y después para septiembre, los comicios presidenciales se realizarán el 9 de octubre. De esa forma, dicen los organizadores, será posible, finalmente, empezar a poner en práctica la constitución aprobada en enero de este año por la Loya Jirga, cónclave en el que casi todos los pistoleros del país (los talibanes fueron excluidos) acordaron guardar las armas y resolver sus diferencias en las urnas.

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3366000/3366911.stm


LA ELECCIÓN INMINENTE y la patética falta de condiciones para ésta ha obligado a la prensa internacional a voltear la mirada a Afganistán y a descubrir que el país supuestamente en vías de normalización está, en realidad, en curso acelerado de disolución. El gobierno de Hamid Karzai es un apéndice de la embajada de Estados Unidos en Kabul, sin ningún poder propio, y las instituciones están tomadas por distintos señores de la guerra. La economía se mantiene gracias al cultivo de amapola y al tráfico de heroína, la opresión de las mujeres está prácticamente intacta fuera de Kabul y, por si algo faltara, los talibanes están de regreso y los ataques contra las fuerzas estadunidenses de ocupación tienden a incrementarse. A decir de Jim Ingalls, director fundador de la Misión de Mujeres Afganas, “la situación de seguridad es la peor desde el periodo 1992-1996”; Médicos Sin Fronteras (MSF), tras haber permanecido en Afganistán durante 24 años, se retiró en julio pasado debido al clima de inseguridad. En materia de derechos humanos, la situación ha sido resumida con crudeza por Human Rights Watch: “En Afganistán, el objetivo de las fuerzas de la coalición de derrotar a las fuerzas de los talibanes y de Al-Qaeda que quedaban sobre el terreno llevó a una alianza con señores de la guerra, muchos de los cuales acumulan un largo historial de abusos contra los derechos humanos. La consecuencia ha sido un deterioro de la situación de los derechos humanos, la intensificación del miedo entre los afganos y el aumento de la inseguridad en la mayoría del país”.

EL SENTIDO COMÚN indicaría que tales circunstancias impiden el desarrollo de un proceso electoral normal y creíble. Pero la Casa Blanca, cada vez más empantanada en Irak y cercada por la amplitud sin precedente del movimiento anti Bush, tiene prisa por exhibir al menos una historia de éxito internacional antes de las elecciones estadunidenses de noviembre próximo, y ésa parece ser la razón principal de los febriles preparativos para celebrar comicios en Afganistán. Y ahí vamos. En agosto, Kofi Annan dijo que el alto índice de votantes registrados --9 millones 900 mil-- demostraba el aislamiento político de los grupos violentos. No dijo que la mayoría de los 17 candidatos presidenciales registrados son jefes tribales en armas, y olvidó mencionar que el número de ciudadanos empadronados superaba ya, por más de 100 mil, al total estimado de votantes. Un problema aritmético serio, si se considera que hay 600 mil mujeres aún no registradas y que en el sur del país unos 300 mil ciudadanos no pudieron ni podrán inscribirse en el padrón debido a la violencia y al caos reinante. Algunos informes citados por la BBC hablan de personas que cuentan con dos tarjetas de votación y que “aseguran haber comprado la segunda como una forma de inversión: Piensan obtener hasta 100 dólares por cada tarjeta, toda una fortuna en un país donde la mayoría de los salarios mensuales son menores. Además, existen casos como el que se da en el valle de Panjshir, controlado por mujaidines, donde el número de tarjetas duplica el estimado de personas habilitadas para votar”.

UN INFORME CONJUNTO de la Organización de las Naciones Unidas y de la Comisión Afgana Independiente para los Derechos Humanos (AIHRC, por sus siglas en inglés), publicado este mes, advirtió que la mayoría de los afganos no entiende el concepto de voto secreto y, en consecuencia, desconoce su derecho a votar por el candidato de su preferencia. “Esta situación, según el informe, ha provocado que los caudillos locales y algunos funcionarios públicos estén presionando a los electores para que voten por determinados candidatos. En algunos casos hasta han confiscado credenciales de electores para intimidar a los votantes”, reportó al respecto la BBC.

HUMAN RIGHTS WATCH, por su parte, afirma que el poder de las facciones armadas afganas impone un ambiente de temor y represión que podría impedir los comicios. El organismo dice que los señores de la guerra intimidan a la población para afectar los resultados electorales. En un informe titulado The Rule of the Gun (La ley del revólver) el organismo afirma que en algunas áreas el poder de los señores de la guerra está tan arraigado que activistas políticos y periodistas se autocensuran para evitar venganzas. El grupo humanitario criticó al gobierno estadunidense por su presunta complicidad frente al viciado proceso electoral del país y por continuar trabajando con estos caudillos en su “guerra contra el terrorismo”.

POCO ANTES DE la publicación del informe, la embajada de Estados Unidos en Kabul reconoció la existencia de algunos problemas en el proceso electoral. Esa representación diplomática es encabezada por Zalmay Khalilzad, un afgano travestido de gringo, ex empleado de la petrolera Unocal y ex asesor de la Rand Corporation, y quien en tiempos de Ronald Reagan sirvió de enlace entre Washington y los integristas islámicos que luchaban contra la ocupación soviética, a quienes ayudó a conseguir los famosos misiles antiaéreos Stinger. Como consejero de Unocal, Khalilzad tuvo a su cargo la elaboración del análisis de riesgo para el proyecto de gasoducto que va de Turkmenistán al Océano Indico, pasando por Pakistán y Afganistán.


EN 1995 EL AHORA embajador sostuvo encuentros con el régimen talibán para facilitar las autorizaciones correspondientes. Tal vez fue en una de esas reuniones en Kabul en las que obtuvo un contrato para hacer lobbing en Washington a favor de los integristas. El hecho es que llegó a publicar artículos en The Washington Post en los que rechazaba que sus entonces amigos afganos fueran terroristas, y aseguraba que “el Talibán no tiene el estilo antiestadunidense del fundamentalismo iraní”. Khalilzad proponía que el gobierno de Bill Clinton ofreciera al Kabul de los talibanes “reconocimiento y asistencia humanitaria” y promoviera “la reconstrucción económica” de su ex país. Pero depuso súbitamente sus posiciones talibanas cuando en 1988 Clinton ordenó el bombardeo de objetivos afganos con misiles crucero en venganza por los atentados terroristas contra las embajadas estadunidenses en Kenia y Tanzania, atribuidos a Osama Bin Laden, residente en Afganistán.

UNO DE LOS ASPIRANTES presidenciales recientemente dijo haber sido objeto de las presiones de Khalilzad para retirarse de la contienda y ofrecer su respaldo al candidato de Washington, el presidente Karzai. El señor embajador replicó que no, que cómo era posible que alguien dijera esas cosas y que qué barbaridad, o algo por el estilo. Seguimos el domingo.

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/newsid_3634000/3634646.stm

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_3630000/3630740.stm

http://www.hrw.org/spanish/inf_anual/2004/prefacio.html

https://www.usembassy.gov/


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