17.6.04

Muertas en Juárez, vivas en Internet

  • Un tema de expresiones inabarcables
  • Novedades de la semana
  • Sitios de memoria y exigencia

EL JUEVES 11, en la inauguración de la conferencia regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe, el presidente Vicente Fox reiteró su “fuerte compromiso para llegar a la resolución de estos actos criminales que privaron de la vida a muchas mujeres en Ciudad Juárez”. El escepticismo que generan esas palabras no es necesaria o totalmente responsabilidad del mandatario. Ocurre que en los 10 años recientes centenares de funcionarios de nivel ínfimo, bajo, medio, alto o máximo, han ofrecido lo mismo y el resultado de sus promesas se parece mucho a cero. Por eso, cuando alguien promete hacer justicia ante los feminicidios de Juárez, suena como si se apuntara a esclarecer el asesinato de Kennedy. La gran diferencia entre uno y otro caso es que el crimen de Dallas ocurrió una vez, hace 43 años, y que en la urbe fronteriza mexicana siguen desapareciendo muchachas vivas y siguen apareciendo muchachas muertas; si hubo complot para matar a Kennedy, hace mucho tiempo que pasó. En cambio, la conspiración para asesinar mujeres en Ciudad Juárez sigue vigente, y a la demanda de justicia por las asesinadas se sobrepone la exigencia de garantizar la integridad de las vivas.


EL FEMINICIDIO EN la ciudad fronteriza es un fenómeno en curso, una herida abierta que da razón de ser a un movimiento ciudadano de protesta y exigencia de esclarecimiento que se construye a sí mismo día con día, autopsia tras autopsia. Luego es también un tema mediático recurrente, prolífico e inevitable: el jueves 11 Fox prometió justicia; el domingo 13 fueron identificados los restos de María Elena Chávez Caldera, violada, torturada y asesinada en octubre de 2000; en dos ocasiones las autoridades del estado de Chihuahua practicaron al cadáver exámenes de ADN y en ambas ocasiones arruinaron las muestras, por lo que hubo que esperar a que la Procuraduría General de la República realizara un nuevo análisis; el lunes 14 la procuraduría estatal informó que investiga a 54 empleados o ex empleados de esa dependencia que podrían estar involucrados en los asesinatos, en el encubrimiento de los responsables o en la obstrucción, por indolencia o dolo, de las investigaciones.


http://www.presidencia.gob.mx/?Art=8360&Orden=Leer

EN EL WEBLOG “Impunidad” puede hallarse la lista completa de los investigados. Si usted encuentra en ella una persona conocida que no esté localizable para las autoridades, por favor denúnciela o, por lo menos, vaya a buscarla, mírela a los ojos y pídale que colabore en las investigaciones y diga lo que sabe. Más de 300 familias esperan, desde hace muchos años o muchos meses, algún dato que les permita conocer el motivo del homicidio de un ser querido, la identidad de los asesinos o el paradero de un cadáver.

http://www.impunidad.blogspot.com/

LA ASIMILACIÓN, por parte de la opinión pública mundial, de los asesinatos de Juárez, ha dado lugar a una masa enorme de información, investigación, rabia, llamados a la acción, creación, debate, denuncia y morbo. Las mujeres muertas de la ciudad fronteriza se han convertido en un punto de referencia planetaria del horror contemporáneo y su tragedia y la de sus familias está presente en muchos países en volantes, panfletos, revistas, periódicos, libros, boletines, programas de radio, emisiones televisivas, foros de discusión, películas, obras de teatro, cartas, creaciones plásticas, exposiciones fotográficas, tesis universitarias, poemas, instalaciones y coreografías.

ALGUNAS DE ESAS EXPRESIONES, a su vez, se recogen en sitios de Internet, mensajes de correo electrónico y foros de discusión, y representan un universo inabarcable. No hay versión digital de un diario importante del mundo que no contenga alguna referencia al fenómeno, ni una página de organización civil de género o de derechos humanos que no ofrezca documentos sobre las asesinadas de la frontera.

ES DE ELEMENTAL JUSTICIA detenerse en el sitio realizado y mantenido, a veces con grandes esfuerzos, por las organizaciones de familiares de las víctimas. Nuestras Hijas de Regreso a Casa tiene varias páginas entrelazadas. El principal es Mujeres de Juárez, donde puede encontrarse un vasto recuento de recursos internéticos sobre los feminicidios. Además de un archivo que da cuenta de la trayectoria de la organización, el sitio reproduce informes de organismos de derechos humanos e instancias gubernamentales, cartas y documentos relacionados con el fenómeno y textos y artículos de Margo Glantz, Carlos Monsiváis, Denise Dresser, Marisela Ortiz, Rosa Isela Pérez, Diana González Omaña, Beatriz Cruz González y el de Elena Poniatowska, que dio la vuelta al mundo: Son las mujeres quienes ayudan a las mujeres en Ciudad Juárez, originalmente publicado en octubre de 2001 en La Jornada. El texto de Poniatowska cuenta la génesis del libro El silencio que la voz de todas quiebra, escrito de manera colectiva por siete mujeres juarenses (Ediciones del Azar, Chihuahua, México, 1999), del que hay una versión en línea. En el sitio pueden encontrarse reseñas de los libros de Víctor Ronquillo (Las muertas de Juárez, 1999) y Sergio González Rodríguez (Huesos en el desierto, 2002), del documental Señorita extraviada, de Lourdes Portillo, y de la cinta de ficción 16 en la lista, así como poemas, canciones, vínculos a temas de feminicidio en general, asuntos de género y resistencia a la globalización.


EN MUJERES DE JUÁREZ hay una sección de “Acciones urgentes”, como la adhesión a peticiones de investigación y esclarecimiento y la búsqueda de muchachas desaparecidas en la localidad (19 en la lista actualizada). No es un sitio elegante ni demasiado funcional según los cánones internéticos, sino un desordenado y doliente espacio de encuentro para las familias de las muertas y un instrumento de lucha para quienes exigen esclarecimiento y justicia.

EN UNA PÁGINA DISTINTA, alojada en Geocities, Nuestras Hijas de Regreso a Casa (NHRC) elaboró una lista de asesinadas (286) entre 1993 y 2004. Allí se mencionan 75 cadáveres sin identificar, así como “unas 2 mil mujeres desaparecidas de 1993 a 2004, según el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, presentado en noviembre 2 de 2003”. El documento correspondiente puede consultarse en el sitio de la CNDH. Es un informe exhaustivo, en el que el lenguaje obligadamente oficial y frío no logra ocultar el horror de los investigadores de esa comisión por los asesinatos ni su exasperación ante la indiferencia, la torpeza y la mala fe con que la burocracia de la procuraduría estatal realizó las averiguaciones y obstaculizó, posteriormente, la recolección de datos por parte de la propia CNDH. El informe tiene una virtud adicional: presenta, en un anexo, fotos de algunas de las víctimas y de los precarios monumentos fúnebres que sus familiares han sembrado por todo Juárez para anclar el recuerdo y mantener viva la exigencia de justicia: cruces rústicas de madera pintadas de color rosa, obsesivamente iguales entre ellas, con el nombre de las muertas escrito en una cuidadosa y uniforme caligrafía de letras negras y blancas.


http://www.mesademujeresjuarez.org/
http://www.jornada.unam.mx/2001/oct01/011001/aborto_poni/poni_juarez1.htm
http://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.mx/
http://porlasmujeresasesinadasdejuarez.blogspot.mx/
http://www.cndh.org.mx/Informes_Especiales
http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/2003_HomicidioDesapariciones.pdf

LAS MUERTAS DE JUÁREZ están vivas en Internet y su presencia en el ciberespacio es inmensa. El domingo seguiremos esta travesía por sitios de dolor y espanto, pero también por páginas de solidaridad, memoria y lucha.

EL LECTOR JOSÉ MARTÍN Betanzos Villalvazo me preguntó por sitios de Internet en donde pudiera encontrar información sobre la presunta génesis hebrea de su primer apellido y, en general, sobre los sefardíes. No hallé gran cosa, salvo un par de interesantes historias sobre la emigración de las perseguidas juderías españolas a tierras americanas, ambas en el sitio de la Society for Crypto-Judaic Studies (Sociedad de Estudios Cripto-Judaicos).



NOUS SOMMES TOUS des juifs allemands, coreaba la izquierda francesa, con toda la razón del mundo, en los callejones del Barrio Latino en los años 50 y 60. “Todos somos Marcos”, gritaron los manifestantes en febrero de 1995 en el Zócalo de la Ciudad de México. “Todos somos palestinos”, dice una voz interior insoslayable cada vez que las tropas de Ariel Sharon perpetran una carnicería en Gaza o Cisjordania. “Todos somos judíos de Toledo” habrían debido cantar en el siglo XV los habitantes de la incipiente España, pero no lo hicieron, y su hasta entonces luminosa nación de las tres culturas se oscureció por siglos. ¿Lograremos convertir en clamor general, en el México del siglo XXI, la consigna “todas son nuestras hijas, todas son nuestras muertas”?

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