13.5.04

La tortura como noticia

  • Otro video desaparecido: el de la decapitación 
  •  Accidentes aislados o programas oficiales 
  •  La Casa Blanca, autorreferencial

EL FRAGMENTO DE video en el que unos animales encapuchados le cortan la cabeza al joven Nick Berg fue censurado en casi todos los sitios noticiosos de Internet. Lo ofrecía Yahoo con la advertencia de que “el contenido puede ser perturbador”, pero el archivo no baja jamás, ya sea por una saturación de demandas o por una discreta, aunque tardía, determinación de impedir que esa escena atroz sea presenciada por el público estadunidense. El sitio nazi denominado Cabal of Doom, que se dedica a glorificar los horrores de las tropas estadunidenses en Irak y a proponer que la confrontación con el mundo islámico sea resuelta con el uso de armas nucleares, también afirmó que había colgado el video, pero éste simplemente no se dejó ver.

COMO PARTE DEL proceso de asimilación de su propia barbarie, puesta en evidencia en fotos y videos de la tortura regular contra presos iraquíes, Estados Unidos e Inglaterra debaten las razones que llevaron a sus muchachos a degradar y a degradarse de esa manera. Se trata de una discusión un poco inútil porque la respuesta central es obvia: los jóvenes violadores, torturadores y asesinos que posan sonrientes junto a sus martirizados trofeos humanos llegaron a lo que llegaron porque participan en la operación intrínsecamente inmoral de la devastación y sometimiento de un pueblo y porque no hay manera de sojuzgar un país sin recurrir a la guerra sucia, es decir, sin atropellar en forma masiva y programada los derechos humanos de los sojuzgados. Parece increíble que, a estas alturas, el grueso de los estadunidenses ignore que su país ha sido un proveedor histórico de técnicas ilegales de interrogatorio de prisioneros. Muchos militares latinoamericanos, asiáticos y africanos aprendieron a torturar en los centros de entrenamiento castrense de las fuerzas armadas de Estados Unidos y ese país ha sido, durante dos siglos, un importante centro de operación de mercenarios curtidos en el arte de arrancar alaridos, confesiones, dientes, ojos, dedos y vísceras a sus infortunadas víctimas. El arquetipo de soldado de fortuna que nace con el personaje histórico de William Walker, en el siglo XIX, y que culmina con la caricatura de Boogie el Aceitoso, a finales del XX, es tan estadunidense como el pay de manzana.

EL GENERAL ANTONIO Taguba ofreció ayer al Senado una explicación más dulce que el pay de manzana sobre los sucesos de Abu Gharib: fueron consecuencia, dijo, de una “falla en la cadena de mando”. Lynndie England y otros efectivos estadunidenses acusados de maltratar prisioneros iraquíes, como la sargento de la Policía Militar Sabrina Haram, alegan sin embargo que actuaron por órdenes superiores de oficiales de inteligencia. Además, desde George W. Bush para abajo, los altos funcionarios de Washington vinculados a la ocupación de Irak conocían, desde hace mucho tiempo, las atrocidades en Abu Gharib.

EL 8 DE MAYO, en una nota de David Leigh publicada en The Guardian, se informa que “la humillación sexual (...) no fue un invento de guardias insubordinados sino parte de un sistema de maltrato y degradación empleado por soldados de fuerzas especiales que ahora está siendo difundido entre tropas ordinarias y contratistas (...) Las técnicas provienen de un sistema llamado R2I (Resistance to interrogation: resistencia al interrogatorio), que formó parte del entrenamiento de militares ingleses y estadunidenses en una base de Ashford, Kent, en el cristiano, civilizado y democrático territorio de Gran Bretaña. De acuerdo con las fuentes militares británicas citadas por Leigh, las agresiones sexuales, la degradación y la desnudez es uno de los métodos conocido en ambos lados del Atlántico como “prolongación del shock de captura”, y en las sesiones de entrenamiento se usaba a guardias mujeres para burlarse sexualmente de los prisioneros hombres.


http://www.guardian.co.uk/uk_news/story/0,3604,1212150,00.html

EL PASADO 10 de mayo Al Jazeera, por su parte, dijo, citando al funcionario palestino Hisham Abd al-Razzaq, que en Abu Gharib “los estadunidenses copiaron las técnicas israelíes” de tortura. Talab al-Sanai, legislador árabe-israelí, dijo por su parte a la televisora qatarí que “hay muchos torturadores expertos israelíes que están transfiriendo a los estadunidenses su experiencia acumulada en 37 años de torturar y maltratar palestinos”. Un ex coronel iraquí que pasó por el centro de detención y que fue posteriormente entrevistado por Libération destacó que los tormentos forman parte de un sistema bien aceitado en el que participan desde el jefe de la unidad hasta los rasos, y en el cual hay incluso “soldados especializados en sodomizar” a los cautivos.



LA SEMANA PASADA, en su comparecencia ante un comité del Congreso estadunidense, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se veía abatido por la evidencia de las atrocidades perpetradas por sus muchachos. Pero anteayer se divulgó una encuesta según la cual menos de la tercera parte de los estadunidenses consideraba que el funcionario debía renunciar o ser despedido por el escándalo de Abu Gharib. Como resultado directo, Rumsfeld se envalentonó y se puso a defender las técnicas militares de interrogación empleadas en Irak como la privación de sueño, los “cambios en la dieta” de los prisioneros y la colocación de los cautivos en “posiciones de estrés”. En suma, Rumsfeld abogó por prácticas que forman parte de lo que se conoce como tortura.

EL 8 DE OCTUBRE del año pasado, en una gala del Partido Republicano celebrada en el Washington Hilton, Bush proclamó: “Irak está libre de cuartos de violación y cámaras de tortura”. Unos días antes, el sitio oficial de la Casa Blanca colgó una sección titulada “Historias de la brutalidad de Saddam”, en la que se recogen testimonios de las torturas practicadas en las prisiones del depuesto dictador. ¿Sería en esa página donde se inspiraron los oficiales estadunidenses a cargo de Abu Gharib?


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